ROBOTECH, HISTORIA DE UNA OBSESIÓN

Me preguntaron si podía escribir algo para el blog de Robotech. Nunca había escrito algo para el blog antes, de hecho, lo confieso…JAMÁS LO HABÍA LEÍDO!!

Como nunca había hecho aporte alguno para el blog, dicho escrito podría ser cualquier cosa, mientras que no se repitiera con alguno de los temas que ya estaban publicados.

No se me ocurría ningún tema sobre el cual escribir, así que fue así como empecé a pensar en qué cosa de Robotech había sido lo que más me llamó la atención la primera vez que vi la serie y qué fue lo que me hizo seguir viéndola. Las imágenes llegaron solas a mi cabeza…Rick Hunter, las parejas y los besos. Debo confesar que Rick Hunter fue el segundo amor de mi vida. (El primero fue Luke Skywalker).

Todo comenzó un verano del año 87 en Concepción, cuando veraneaba con mis primas. Por muy entretenidas que estuviéramos jugando, a eso de las 3 o 4 pm (a más de 20 años atrás, la verdad no recuerdo con taaaaanta exactitud la hora) se hacía una pausa y todos subíamos a ver Robotech mientras tomábamos leche con Milo…Los patios del edificio quedaban desiertos por la media hora que duraba cada capítulo.

En aquella época fue que comenzó mi obsesión con Robotech, porque nunca antes había visto en ninguna serie animada besos entre los personajes, ni escenas romanticonas tipo teleserie (las cuales por cierto, estaban vetadas en mi casa en aquella época, junto con Robotech por supuesto) ni una continuidad que me hiciera seguir viendo capítulo tras capítulo sin querer perderme ninguno.

De ahí en adelante, las vacaciones sin televisión se volvían un suplicio, yo sólo quería poder ver la serie completa! en esa época ni hablar de videos programables. Con suerte el papá de algún amigo ricachón tenía un Betamax, que por supuesto era inaccesible. Con suerte había 3 canales y uno tenía poco menos que treparse al techo con una antena de radio para que mi tan adorada serie se viese bien. Para qué decir si uno se iba de vacaciones al sur a algún pueblo perdido al interior porque no había ni electricidad.

Tuve una pequeña esperanza de ver la serie completa por ahí por el año 93, cuando mi papá compró una TV portátil (blanco y negro por supuesto) pero que tenía una novedad…FUNCIONABA A PILAS! uf! la esperanza había vuelto. La primera tarde que llegamos a una cabaña perdida en algún lugar de la ribera la laguna Pastahué en Chiloé (búsquela en Google para que entienda el nivel aislamiento al que fui expuesta) me anduve paseando toda la tarde con la bendita TV portátil en la mano, con la antena extendida al máximo para ver si captaba señal en alguna parte, pero fue inútil…sólo logré escuchar un par de voces entremedio del chicharreo propio de la inexistencia de señal. Mis esperanzas se perdieron nuevamente. Y pensar que ahora esa cabaña probablemente tiene una maldita antena satelital…no me extrañaría.

La felicidad volvió a mi vida cuando un año, en lugar de salir de vacaciones, se invirtió en una piscina armable para la casa. Que alivio. A la hora indicada, podía instalarme en mi pieza, con el dedo listo para pulsar (pausa) y comenzar a grabar mis tan adorados capítulos. Siempre me faltaba alguno, pero entre un verano y otro lograba ir armando mi serie completa de a pedacitos, en las colas de mis videocasetes. Con “colas” me refiero a los pedazos de cinta sin grabar que quedaban al final de las películas.

Hace ya no tanto tiempo atrás, probablemente ya iba en 2º o 3º de universidad, cuando AL FIN había logrado recolectar a lo largo de los años casi todos los capítulos de la serie (digo casi todos porque NUNCA PUDE VER EL PRIMERO hasta que tuve el DVD), compré un par de cintas virgen, y me instalé a hacer la edición. Proyecto que jamás terminé, ya que muchos capítulos habían quedado mal grabados, montados, cortados o sin pedazos ya que simplemente al cartucho canal 13 de un año a otro, se le antojaba cortar algunas partes.

Al poco tiempo de comenzar mi fallido proyecto, llegó la era de napster, imesh, emule y todos esos métodos para bajar cosas de Internet, por lo que empecé a tener cada vez menos interés en continuar con el proyecto, si existía la posibilidad de acceder a algo mejor calidad y de manera más fácil.

Siguió pasando el tiempo, hasta que el 2006 un “amigo” me grabó los capítulos remasterizados de la Saga Macross. Pero mi suerte por supuesto no podía ser tan perfecta…NUNCA ME GRABÓ EL DVD Nº5!. Después por razones que no vienen al caso, (algo mencioné una vez en el foro sobre una pelea con rimel corrido y mi persona sola en una micro rumbo a mi casa a las 6 am) nunca más vi a dicho amigo y mi colección no fue completada. (Aprovecho de pasar el dato por si alguno de los lectores se apiada de mí y me ayuda a completar mi obsesión que comenzó hace 21 años…)

Sobre la segunda parte, Los Maestros de la Robotechnia, no tengo nada que reclamar. Tengo ese pack íntegro, con carátula y todo gracias a los esfuerzos de un ex para volver conmigo. (Pero bueno…ni Robotech iba a ser capaz de salvar aquella relación).
Lástima que la parte que menos me gusta, sea la única que está en buenas condiciones. Así es la Ley de Murphy.

Los DVD’s de la Tercera Generación, me fueron facilitados por un buen amigo de hace muchos años, junto con otro montón de películas para aumentar mi colección personal, pero lamentablemente, faltaba un DVD que en esa ocasión no pudimos encontrar. Me dijo el año pasado que tenía la colección completa, así que puede que no esté tan lejos de completar mi colección. Sólo restaría acordarme de pedirle los que me faltan. Aunque “acordarse” por estos días, ya no es una tarea tan fácil.

En fin…he aquí la historia de cómo comenzó mi relación con la serie. Sobre cómo empezó mi relación con el grupo, podría dar para otro articulo más adelante si a alguien le resulta entretenido el que acaba de leer.

Caro