sábado, 8 de marzo de 2008

Robotech, o cómo un niño llega a las estrellas


Mi historia es diferente a la de muchos, pero igual a la de muchos otros, aquellos que no tenían Canal 13 en su ciudad, y daba la casualidad de llegar de vacaciones a un lugar donde sí estaba.

En mi caso, mi lugar era Talca. La casa de mis abuelos, para ser concreto, y su patio interior, para ser exacto.

Soy de Coyhaique, tierra aún lejana para muchas cosas, pero tenía 5 años y poco importaba. La promesa de tener un verano donde no lloviera era suficiente para mí.

Canal 13 era diferente. Estaba Don Francisco (en vivo y sin desfase de una semana), Julio Martínez, Teletrece, Cine En Su Casa, otras teleseries, otros rostros.

Y estaba Robotech, por cierto.

Un corte profundo, un rayo en la penumbra, algo pasmoso por lo diferente. Lo mejor que había visto.

Ese verano del 87 se hizo diferente por esa media hora de lunes a viernes. Con solo ver la película de la introducción, con solo escuchar los primeros “Chan charán”, el mundo se reducía al SDF-1 y a la cabina del Veritech. Luego al Hovercycle, luego al Cyclone.

No identificarse con algún personaje o no quedar prendado de una nave casi no era posible. En mi caso, la cosa iba con Rick Hunter, un tipo común que no quería estar en medio de una guerra, pero que a la hora de pelear no se rendía. Y así muchos se identificaron con Roy, con Max, con Lisa, con Miriya, con Dana, con Scott o con Minmei.

Pero el verano y la serie se acababan y volvías a la fría realidad. Y te encontrabas con que muchos estaban igual que tú, que tampoco lo podían creer y querían saber más.
Personalmente tuve la extraña suerte de volver a Talca un par de veces más, y justo lo estaban dando.
Y ya no estabas solo: estabas con los que compraban las laminas del álbum (menos la 20, claro), o te quedabas pegado mirando una vitrina de una tienda en Santiago llena de Veritechs. Te sentías dentro de algo común, algo que todos conocían.

En 1996 llegó Canal 13 a Coyhaique. Mi primo me llamó desesperado, gritándome que colocara el canal 6. Y yo me desesperé al ver en vivo y en directo a Winnie The Pooh.
Y luego lo increíble: Robotech en tu casa. Ni me acuerdo que capítulo era. Era lo máximo.

Luego, al crecer, no lo dieron más. Pero me di cuenta que seguía siendo eso que aglutinaba a las multitudes. Llegaba el tema y saltaban los ¿Veritech o Cyclone? , ¿Lisa o Minmei?, ¿Y que parte es la mejor?, ¿Y donde quedaba la isla Macross? ¿Y que habría pasado con el Almirante Hunter?...y así al infinito, al salir del colegio (y estás a punto de matarte por que van todos extasiados con la banda sonora, incluyendo el que va manejando), o en el asado, o en el ocio de la tarde.

Y los rumores: qué hay una segunda parte, que Scott lo encontró, que hay más partes, que existen cosas llamadas Macross 7, y Macross Zero, que tal tipo tiene la banda sonora en CD y te la graba en cassette.

Así llegamos al 2001.Y mi reencuentro con la serie. La Internet te da información, entiendes de una vez qué es Macross, Southern Cross y Mospeada, quién es Carl Macek, quienes son los Centinelas, que pasó con Robotech 3000, te pones a pensar si es que es cierto que existe una “maldición de Robotech”, y concluyes de que es más legal y económica que propia de lo sobrenatural.

Como vives en un Hogar Estudiantil, hay harto que conversar, para argumentar de donde le salen los brazos a los aviones (esa discusión duró casi dos días y quedamos en tablas), hacen una Robo-Maratón formato VHS (que duró 3 días. Faltando 5 capítulos, aparecen episodios de Batman y el dueño de los videos recibe la rechifla y las amenazas de la multitud. Yo incluido), un amigo tiene la serie en 30 CD’s.

Y pasan los años, y te metes a foros, y ves que la cosa sigue viva, que hay un Live Action a la vuelta de la esquina (ojalá) que activará las nostalgias dormidas (y que esperas que esté a la altura de tus sueños) , que al fin hay algún explicación de que pasó (“Shadow Chronicles ” y el futuro “Rising”) que hay padres que le muestran a sus hijos las mismas figuritas que ellos tuvieron con la esperanza de que sea un nexo más entre ambos, que el mundo se expande en forma de fanfic, de comic o de novela, que no hay problema si quieres pelear por el mecha que quieres en algún remate, que Jesús Barrero, Patricia Acevedo o Michael Bradley vienen a Chile y reciben el justo aplauso de los que no olvidan, que no hay edad para vestirte con el uniforme de tu héroe y sentir orgullo de tu pasión, que no hay vergüenza de ser treintón y ver “monitos”.

A cada momento me convenzo de que Canal 13 no tenía idea de lo que estaba haciendo ese verano del 87. Tal vez para ellos era solo media hora de relleno, antes de emitir “Los Magníficos”, y resultó ser el primer viaje espacial colectivo de la historia de Chile.
Miles de niños y niñas viajando hasta las estrellas, miles de sueños retumbando en el infinito.

Y sigue siendo lo mejor que he visto.

Astronauta Urbano.

2 comentarios:

Juank Hunter dijo...

Sencillamente en esas palabras se describió lo que cada uno vivio al momento de ver ROBOTECH. Es muy emotivo y se agradecen esas palabras para todos los fans a lo largo de chile

Unknown dijo...

Hola! maravilloso, me encantó tu redacción, porque tiene alma! lindas palabras que no suenan altaneras, sino sentidas, con cariño y con añoranza. Me encantó, y deberías dejar que el mundo conozca tu alma, tu sabes a lo que me refiero. Excelente blog, TE FELICITO!!!

Cariños,
Carla